Atención Especializada

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Atención urgente y especializada

Junto con el control de los factores de riesgo, otra de las claves en el control del ictus es la atención inmediata y especializada. Diversas fuentes muestran que el 97% de los pacientes que ha padecido un ictus no ha recibido un tratamiento adecuado, lo que incrementa el riesgo de desarrollar más lesiones neurológicas. De hecho, se estima que casi un tercio de pacientes de ictus o infarto cerebral podría salvar su vida o librarse de una grave discapacidad si fuera atendido rápidamente en las unidades específicas de esta enfermedad neurológica. El tratamiento precoz supondría salvar la vida a más de 6.000 enfermos de los 40.000 que cada año mueren en España por culpa de esta enfermedad.
Sin embargo, la sanidad española sólo dispone de 25-30 unidades de ictus de las 95-100 que debería existir para atender a toda la población afectada. La implantación generalizada de estos servicios de urgencias neurológicas supondría además un ahorro importante al sistema.
Pero la atención no compete únicamente a las Unidades de ictus. Atención primaria desempeña un papel fundamental en la prevención primaria, y en este sentido, debería disponer de los recursos materiales y humanos necesarios, así como de una formación adecuada. Asimismo, la prevención secundaria debería protocolizarse mediante el consenso de atención primaria y especializada.
Además, la atención del ictus requiere la adopción de planes de rehabilitación personalizados, a fin de lograr los mayores beneficios y las menores secuelas. Deberían establecerse los mecanismos y recursos apropiados para incorporar terapia ocupacional, logopedia y fisioterapia de alto rendimiento a la rehabilitación de aquellos pacientes que han sufrido un ictus.

Cuidados necesarios

Pero el ictus no sólo tiene repercusiones para el paciente en términos de incapacidad funcional y reducción en la calidad de vida, sino para la familia por la dependencia que genera y la necesidad de cuidado. En general, impone un alto coste en atención sanitaria y social y en términos de pérdida de capacidad de producción de los pacientes y sus familiares. De hecho, el sistema sanitario de salud participa de forma minoritaria en los cuidados continuados de las personas dependientes ya que es la familia y, en general, la red de apoyo más cercana, la que proporciona el cuidado requerido.
De los pacientes no ingresados en un hospital que precisan cuidados el 52,5% es dependiente para las actividades básicas de la vida diaria. Y en un 60% de los casos el cuidador es una mujer, con una edad media de 55 años. Según los datos aportados por un trabajo de la Universidad de Navarra, los costes medios del cuidado informal suponen unos 22.000 € al año. Para los pacientes con mayor dependencia, aquellos que necesitan ayuda para las actividades básicas, el coste medio es de unos 25.000 € /año, y para los que tienen una dependencia moderada de unos 10.500 € /año.
Ante esta situación, el Ministerio de Sanidad y Consumo dentro del Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud está trabajando en la elaboración de una Estrategia sobre Accidente Vascular Cerebral en colaboración con sociedades científicas, comunidades autónomas y asociaciones de pacientes. En el capítulo autonómico, se han puesto en marcha distintos planes de Atención Sanitaria al Ictus promovidos por profesionales de los centros sanitarios de la zona, preocupados por mejorar el tratamiento que se ofrece a los enfermos de Ictus y garantizar que todos los pacientes afectados de ictus puedan recibir la mejor atención sanitaria.